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jueves, 9 de agosto de 2007

Robinson Sáenz
Diego Corrales (sentado al centro) promueve la iniciativa Jóvenes Fajardistas que se inscribirán con firmas. El objetivo de este grupo de jóvenes es preservar las políticas de la actual administración ya que dicen ha demostrado que en Medellín se pueden hacer obras y proyectos sociales con verdadero impacto en las comunidades más necesitadas.
Cortesía
Santiago Londoño aspira por Compromiso Ciudadano, avalado por la Alianza Social Indígena. Está recorriendo los barrios de la ciudad.
Juan Antonio Sánchez
Daniel Quintero está en la lista del Partido Conservador. Dice que el aporte de la gente a su campaña lo compromete mucho más.
Juan Antonio Sánchez
Lina García está avalada por el Partido de la U. En la calle y en reuniones con comerciantes de diferentes sectores hace su campaña.
Jóvenes de la ciudad quieren ocupar curules en el Concejo (tomado de el colombiano.com)

Un politólogo quiere probar en la práctica la teoría sobre la política.
Un ingeniero se las arregla con un marranito para financiar la campaña.
Una abogada sueña con ser la voz de los comerciantes en el Concejo.
Por
Isolda María Vélez H.

En la carrera por el Concejo de Medellín, los jóvenes quieren hacer historia. Más allá del partido o movimiento que los avala, ellos consideran que sus aspiraciones son distintas, llenas de pasión y motivadas por una sola causa: el servicio a la sociedad.

Están en campaña porque "les llegó el momento" de comenzar a escalar posiciones en la vida pública de la ciudad y aún más del país. El Concejo les atrae porque es la puerta de entrada para su futuro. Algunos no dudan en afirmar, incluso, que a la vuelta de unos años estarán buscando la Presidencia o una curul en el Congreso de la República.

Quieren sobresalir en las listas en las que disputan el puesto codo a codo con los "pesos pesados" de los partidos, pero eso no les preocupa porque están convencidos, cada uno a su modo, de que su aspiración marca la diferencia y que eso les dará el triunfo en las elecciones del 28 de octubre.

Aquí cuatro historias.
Lina, la abogada

No es candidata al Concejo porque sí. Lina García, 26 años, abogada de la Universidad Autónoma Latinoamericana, desde hace 8 años está metida en el cuento de la política. En su primer año de Derecho tuvo el contacto con una campaña al Concejo. "Creo que el ambiente de la Universidad influyó bastante, pero igual me encanta el servicio público".

¿Por qué buscar el Concejo? La respuesta para ella es simple: "es como cuando uno está chiquita y dice quiero ser azafata, o doctora... yo soñaba con ser concejal".

Su meta va más allá. "Si de aquí a que cumpla 40 años no he llegado al Congreso, entonces perdí el año", dice segura de lo que quiere.

Pero Lina no cayó en paracaídas a este cuento. Lleva dos años de trabajo con los comerciantes del Estadio y ahora es la presidenta del comité cívico y social de ese sector, pero además está vinculada con la federación de comerciantes de los establecimientos nocturnos. "No soy una aparecida. Tengo un trabajo social y me siento con muchas fortalezas para llegar al Concejo e impulsar políticas públicas de ciudad".

Daniel, el ingeniero
Su insignia es un marranito azul, con el que recorre la ciudad pidiendo financiación para su campaña, pero también echando el cuento de las razones por las cuales quiere llegar al Concejo.

Daniel Quintero es ingeniero de la Universidad de Antioquia, tiene 26 años, y cree que llegar a esta corporación es el primer paso en su carrera política, que espera ver culminada cuando llegue a la Presidencia de la República. "Creemos que si siguen los mismos estamos jodidos", dice entre risas.

Ya serio cuenta que su intención es impulsar políticas públicas de educación integral. Lo motiva el hecho de que siendo él estudiante universitario y su familia atravesaba una crisis económica, le tocaba caminar todos los días y pelear para que la Universidad le facilitara el estudio, "teniendo los mejores promedios en la carrera".

Daniel cree que la gente se ocupa de elegir a un buen alcalde, pero no así a los concejales. "Es una responsabilidad compartida la de administrar la ciudad y por eso hay que inyectarle gente capaz y con ideas para que complemente la tarea con el alcalde". Por eso sueña con el Concejo.

Santiago, el politólogo
Quiere llevar la teoría a la práctica. La experiencia de Santiago Londoño, 34 años, profesor de Ciencia Política, se ha concentrado en la academia.

Quiere demostrar, de llegar al Concejo, que la ciudad también puede dar un vuelco en su cultura política. "El Concejo nadie lo conoce. La gente no se interesa y ese es el espacio por excelencia para el debate político. Hay que recuperarlo".

Su contacto directo con esta corporación se dio hace unos 10 años cuando era asesor jurídico de Fenalco. "En ese entonces ya aspiraba a ser concejal, pero sabía que aún no era el momento porque debía formarme más".

Siguió inquieto con el tema de lo público y hace cinco meses concretó con unos amigos, lo que siempre hablaban de manera informal: construir una candidatura con una propuesta que recogiera las aspiraciones de los ciudadanos. "No queríamos cometer el error de encerrarnos, como académicos a pensar la ciudad. Por eso la estamos recorriendo".

Para Santiago, muchos partidos y movimientos incluyen a jóvenes y mujeres en sus listas como un mero cálculo electoral. "Como para que digan que son pluralistas y abiertos".

El profesor de Eafit quiere demostrar, con su campaña, que el Concejo también se puede elegir con el voto de opinión, como ya ocurrió con el alcalde Sergio Fajardo.

Diego, el filósofo
Tiene 25 años y un camino recorrido en la escuela fajardista. Diego Corrales, filósofo, está impulsando con un grupo de personas la idea de que son los jóvenes los que tienen que tomar en sus manos el rumbo de la ciudad para procurar que el cuento de Sergio Fajardo, sobre la forma de hacer política perdure otros cuatro años.

Sabe que el reto no es fácil porque la clase política tradicional "lleva los votos amarrados y con eso eligen concejales". Pero sus cálculos van más allá de las prácticas clientelistas: "Nuestra tesis es que el voto de los jóvenes cuenta y si puede haber voto de opinión para Concejo no se necesita el voto amarrado".

Diego llegó a la política desde los 19 años, haciendo trabajo social en la comuna 9 y así conoció a Fajardo en la primera campaña por la Alcaldía. "Me gustó su cuento y su forma de ver la ciudad y por eso me metí de lleno a trabajar con los jóvenes".

Su interés de que haya una lista al Concejo es para fortalecer la aspiración del candidato que intentará continuar la obra de la actual administración.

La opinión
Pienso que la mayor participación de los jóvenes es producto de la dinámica de la política. Hoy el joven tiene más sentido común de lo social, se apodera más de las realidades sociales y se da cuenta de que debe participar.
Lina García, candidata al Concejo de Medellín

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